10 de octubre de 2011

Berlín, modernidad e historia

Pasear por Berlín es pasear por una de las ciudades más modernas de Europa, pero a la vez impregnadas de la intensa historia que ha dejado huella en este último siglo. Hablar de Berlín es hablar de guerra y de división, pero también de una ciudad capaz de renacer de sus cenizas y convertirse en una urbe bastante única.

Y es que cuando uno la visita, no puede dejar de pensar que ese Berlín que nosotros vemos nació hace muy poco, a finales del 89. La historia de Berlín es también la historia del muro, incomprensible de imaginar para los que hemos ido ya en esta última década. Incomprensible porque nadie puede concebir la atrocidad que supuso no separar sólo físicamente una ciudad, sinó también a su gente. E incomprensible porque cuesta creer que la ciudad que ahora uno visita en algún momento fue esa que la historia nos explica. El cambio que Berlín ha registrado sin duda también tendría que pasar a los libros de historia.

No obstante, uno puede encontrar algunas pistas de su pasado reciente en el paisaje urbano. En la zona del Berlín oriental aún se pueden ver algunos de los edificios construidos durante el régimen soviético, que recuerdan a grandes bloques de cemento, pesados y simples en su diseño, mezclados con el Berlín más clásico, el histórico, que se quedó durante mucho tiempo sin reconstruir, a ese lado del muro. El Museo del Muro, la East Side Gallery, o la Potsdamer Platz son algunos de los lugares de obligada visita para conocer mejor su historia.

La caída del muro permitió la recuperación de ese patrimonio, y a la vez abrió las puertas a nuevos movimientos y artistas que buscaban cuna, un lugar donde desarrollarse, y encontraron un lugar en el antiguo-nuevo Berlín. Sin lugar a dudas, una ciudad al día en nuevas tendencias.

Pero hay otra historia, quizás algo más oculta, en la ciudad, y es la referente a la segunda guerra mundial. Encontramos algunas huellas de ella, especialmente en el antiguo barrio judío, donde encontramos recordatorios del trágico pasado, el bastante reciente Memorial del Holocausto, en pleno centro, o la Topografía del Terror, una especie de museo al aire libre en el lugar donde estaban situados los cuarteles de la Gestapo.

Y esto es sólo una primera pincelada de lo que es esta magnífica ciudad.  Así que, para saber un poquito más, prometo dedicarle más posts hablando de sus museos, sus parques, su cultura y tradición.

1 comentario:

  1. Una ciudad fantástica, sin duda. Vale la pena ir aunque sea sólo un par de días.

    ResponderEliminar